CONOCE: La leyenda de los ruidos misteriosos del viejo Meoqui
Las casas mas viejas y antiguas de Meoqui se encuentran entre las calles Álamo, Guerrero, Ocampo, Portillo, Pedro Meoqui, Porfirio Díaz, Degollado, Mina e Hidalgo.
Muchas de ellas existen desde el año 1750. Precisamente en este sitio se dieron los primeros asentamientos. Algunas están en ruinas o simplemente ya no existen porque fueron reconstruidas o remodeladas.
Fueron hechas principalmente de adobe y cantera, con techo de tierra y vigas de álamo. Los ventanales con rejas de fierro rematadas con cantera. Sus pisos de cantera o ladrillo. Formaban una U junto con el zaguán, alrededor de su patio.
En ese entonces el panteón estaba ubicado entre las calles Álamo y Guerrero, por donde pasan también las calles Ocampo y Porfirio Díaz.
Como dato curioso, el hotel Hidalgo, enfrente de la Plaza Hidalgo, se construyó en el año 1861 y la antigua presidencia municipal y la plaza, en 1870.
Las personas que vivieron en dichas casas y los que hoy aún las habitan, comentan que en casi todas ellas se escuchan ruidos extraños durante las noches. Ruidos que no se pueden precisar donde se originan. Como si crujieran las vigas o arrastraran catres o cadenas muy pesadas.
Otros juran haber visto llamas o fuegos fatuos que surgen del piso y se trasladan errantes por las habitaciones hasta desaparecer repentinamente siempre en el mismo sitio, como si indicaran o quisieran decir algo a sus asombrados habitantes. Muchos han creído que se trata de algún valioso entierro o tesoro escondido. Por tal motivo y en secreto, han realizado excavaciones en su busca.
En las casas más cercanas y las que están ahora en lo que fue el antiguo panteón, han visto sombras de almas en pena que se mueven libremente por las habitaciones atravesando las gruesas paredes de adobe, también para desaparecer repentinamente en un mismo sitio.
Dependiendo de la sensibilidad de las personas, otros juran que por las noches se oyen transitar por sus calles pesadas carretas, animadas por los gritos de los arrieros que apuran el paso de las mulas, principalmente por las calles Guerrero, Porfirio Díaz, Mina e Hidalgo, procedentes del vado o rio.
¿Lo cree usted? ¿Es usted una de esas personas sensibles que ha visto o escuchado algo? ¿Acaso tiene usted alguna explicación ante estos sucesos?