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CONOCE: La leyenda de los Niños Pescadores Fantasmas de Meoqui

Esta es una leyenda muy poco conocida, es de cuando el Barrio Nuevo empezaba.

 

(Meoqui, Chihuahua).- Esta leyenda poco conocida, cuenta que cuando  el Barrio Nuevo empezaba, es decir, ya hace un buen tiempo, Luisito y su hermano menor Jesús, de 11 y 9 años respectivamente, acostumbraban ir a pescar al río todas las tardes. Caminaban desde su casa alegre y distraídamente, plática y plática, risa y risa, comentando sus cosas.

Tomaban  por toda la Avenida Juárez hasta la plaza Hidalgo con sus carrizos al hombro, para luego doblar a la derecha por toda la calle Pedro Meoqui hasta llegar a la orilla del río. En este lugar, el río hacía un recodo alto y profundo,  y en la orilla, había un frondoso álamo sumamente inclinado por el que trepaban para quedar unos metros adentro, en lo alto del mismo.

Era su lugar favorito para pescar, pues era poco visitado. Preparaban sus anzuelos con masa de maíz como carnada. En un dos por tres pescaban sus buenos carpas de regular tamaño. Una vez obtenida su dotación de peces, regresaban a su casa desandando el camino, con sus carrizos al hombro y de ellos colgando los pescados.

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Era un hermoso cuadro  ver a los dos hermanitos cómo se querían y compartían sus aventuras. En un día de tantos, al estar pescando, Jesús, el menor, resbala del tronco del árbol y cae al río desde lo alto hundiéndose en sus aguas, para luego emerger manoteando y dando bocanadas para atrapar el aire y continuar sumergiéndose nuevamente para ya no salir, ante la desesperación de Luisito su hermano, que miraba para todos lados buscando ayuda, pero desgraciadamente estaban solos.

Aterrado,  Luisito se tira desde lo alto para rescatar a su hermanito y tampoco logra salir. Se hizo de noche y al no llegar a la casa, sus padres desesperados salieron a buscarlos,  llegando al sitio donde solamente encontraron los carrizos y sospechando lo peor,  los encontraron en el fondo del río atorados entre las raíces de los árboles. Grande fue la consternación de sus padres, familiares y gente que los conocía. No se explicaban porqué a esos niños inocentes les pasó algo tan terrible.

Desde entonces a la media noche, por esas calles, se ven dos niños con sus carrizos al hombro que rompen el silencio con sus  voces y sus risas. Algunos vecinos y los que se los han topado dicen que se puede mirar a través de ellos. Que no hacen ningún daño. Que no molestan, e incluso,  si tiene contacto con ellos o quiere tocarlos con su mano, los puede atravesar sin que se den por enterados. Como que ellos viven  en otra dimensión. ¿Los ha visto o escuchado?.


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